lunes, 20 de noviembre de 2017

Reseña: El mar de la fertilidad

Yukio Mishima es uno de esos escritores dotados de una rara clarividencia y habilidad para detectar y plasmar el ambiente social de una época. Su tetralogía, El mar de la fertilidad, compuesta por las novelas Nieve de primavera, Caballos desbocados, El templo del alba y La corrupción de un ángel, es un perfecto reflejo del Japón de finales de la era Meiji ("Era del culto a las reglas"1868-1912), el inicio de la breve era Taisho ("Era de la gran rectitud", 1912-1926) y buena parte del largo periodo Showa (1926-1989), llamado, irónicamente, "periodo de paz ilustrada".

Nieve en Miyajima de Koitsu Tsuchida. Fuente: Ukiyoe-gallery
A través de la figura del abogado Honda, al que seguimos desde sus orígenes como estudiante, su ascenso en la carrera judicial y posterior renuncia para ejercer privadamente, hasta su final escarnio público por voyeur. En ocasiones se entremezcla lo real con lo onírico, lo pragmático con lo trascendental y no faltan ocasiones para mostrar lo sexual, desde la sensualidad más pura a actos más burdos y carentes de todo lirismo. Mishima es un maestro de la estética, y sabe transmitir como nadie las impresiones del mundo de los sentidos.

En total, abarca un periodo de más de 60 años en que asistimos a una transformación radical del país en que había nacido y que lo hacía irreconocible para muchos japoneses que, sin llegar al extremo del suicidio ritual como Mishima, lamentaban lo que consideraban como una pérdida de los valores propiamente japoneses.

Nieve de primavera comienza en los estertores de la era Meiji, durante la cual Japón había pasado de ser un país cerrado, débil y atrasado, obligado a capitular ante los barcos negros (nombre dado por los japoneses a los modernos barcos de guerra acorazados occidentales) y abrirse al mundo mediante la firma de vergonzosos tratados desiguales con las principales potencias occidentales, a convertirse por derecho propio en una verdadera potencia regional. Potencia capaz de vencer en conflictos armados a otras potencias, como en el caso de la primera guerra sino-japonesa (1894-1895) y la guerra ruso-japonesa (1904-1905). Lamentablemente, estas victorias produjeron un ascenso del sentimiento nacionalista y del militarismo que están en la base de posteriores conflictos.
Este primer libro refleja las contradicciones inherentes a una sociedad que ha evolucionado mucho en muy poco tiempo, abrazando lo moderno sin abandonar lo tradicional, pero intuyendo que ambos mundos no convivirán para siempre.

La nostalgia por un pasado mitificado y el convencimiento de que es posible "despertar" por medios violentos a la población para que rechace lo occidental, lo ajeno, y castigue a los traidores, volviendo a lo que consideran los valores tradicionales, es lo que se recoge en la segunda parte de la tetralogía, Caballos desbocados, ambientado en la era Taisho, muestra como un reducido de jóvenes idealistas, siguiendo un intento también fallido de principios de la era Meiji.

El periodo Taisho se caracterizó por su carácter liberal, con un fortalecimiento de la Dieta japonesa y del papel de los partidos políticos en detrimento de los anteriores grupos de poder. Sin embargo, no estuvo exento de problemas, como la gran agitación social y política, ya fuera por parte de la izquierda de carácter comunista o de grupos patrióticos de inspiración nacionalista; consecuencias bastante previsibles, por otro lado, de la acelerada transición de su particular edad media al periodo de la revolución industrial.

Con El templo del alba nos adentramos en la vorágine militarista de los inicios de la era Showa, con un estamento militar muy crecido e influyente, que permite vislumbrar todas las señales de un incipiente conflicto a nivel regional (Invasión de Manchuria, 1931-1945; 2ª guerra sino-japonesa, 1937-1945) y más tarde global, por un temerario exceso de confianza al atacar Pearl Harbour. Honda sigue asistiendo como un espectador externo y desapasionado a los acontecimientos que se suceden en torno suyo, prestando más atención a sus particulares estudios sobre religión.

Se pasa de puntillas sobre el periodo de la 2ª Guerra Mundial, para continuar con la descripción de la vida cotidiana en un país ocupado y en reconstrucción, donde las cosas han cambiado, pero la vida continúa. Fueron estos años vitales para consolidar la democracia en Japón, sobre todo gracias al General MacArthur. Este dirigió durante más de 5 años las fuerzas de ocupación y tuvo la suficiente visión como para no forzar una abdicación del emperador Hirohito, sino reconvertirle de figura usada por los militares, a símbolo de unidad del nuevo Japón democrático, si bien perdiendo su carácter divino y pasando a ocupar funciones protocolarias.

La corrupción de un ángel, cierra el círculo y marca el declive definitivo de un Honda acomodado, en el ocaso de su vida y cada día más meditabundo sobre la muerte. La guerra y la posguerra parecen quedar muy lejos ya, como un sueño lejano, y vuelven las memorias de una juventud que parecía olvidada. El mundo moderno, vulgar y falto de belleza, ha perdido todo atractivo. De algún modo esta novela representa la opinión que Mishima tenía del Japón de la época y que, en un acto de coherencia brutal con sus ideas, llevó al extremo practicando el seppuku el mismo día que terminó de escribirla. Un final trágico para un hombre con un genio innato para la palabra escrita.

No hay comentarios

Publicar un comentario

© La Justicia Como Equidad
Maira Gall