sábado, 19 de noviembre de 2016

Cayetana Álvarez de Toledo y la recuperación política de España

En el marco del curso organizado por la Red Floridablanca los días 9 a 11 de noviembre de este año en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Valencia, con el título "Globalización y responsabilidad: nuevos horizontes de la democracia liberal", ya había tenido ocasión de asistir a la ponencia impartida por Esperanza Aguirre sobre el virus del populismo.

José Font y Cayetana Álvarez de Toledo en la sesión final de las jornadas organizadas por la Red Floridablanca
En la última sesión, tras una brillante presentación del escritor e historiador José Font, llegó el turno de la última ponencia del curso a cargo de Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz de la plataforma cívica Libres e iguales, quien tuvo unas primeras palabras de agradecimiento para la UIMP y un recordatorio del papel de la universidad como lugar de debate y no de adoctrinamiento; con el espíritu crítico como eje educativo y, en suma, el lugar donde hacerse pregunta y obtener respuestas de calidad.

Más que hablar de sectores críticos, entiende que existen personas con espíritu crítico y sentido cívico de la responsabilidad. Hay que dejar de lado el debate sobre las personas que lideren y centrarlo sobre los proyectos y las ideas. En cualquier caso, resaltó, no hay que caer en la resignación y pensar que España está condenada a repetir sus errores. No hay que hacer tábula rasa para resolver los problemas, sino afrontarlos llevando a cabo las reformas adecuadas.

Hizó una excelente referencia a "El mundo de ayer", de Stefan Zweig. Libro clave de la literatura del siglo XX que explica la destrucción del mundo en progreso y expansión previo al estallido de la I Guerra Mundial por el auge de los nacionalismos y los populismos. Estos aplican la movilización constante y la apelación a los sentimientos y no a la razón. Nos trasladan a una nueva era de irracionalidad y post-verdad. Resulta hoy, lamenta, una triste paradoja que los salvadores de Europa en otro tiempo, Gran Bretaña y Estados Unidos, encabecen ahora esa misma irracionalidad.

¿Cómo ha podido ocurrir?, se preguntó. La respuesta es dura y contundente: por la difusión y propagación de la mentira y la exaltación de la emoción. El límite que antes imponía la verdad ha volado con la fragmentación mediática. Europa no ha sabido hacer frente a esta amenaza y uno de los resultados más patentes es el Brexit, que muestra la frivolidad e irresponsabilidad de votantes y responsables políticos. Bien conocida es ya la anécdota de como se dispararon en Reino Unido las consultas en Google, el día después de ganar el NO, sobre qué es la Unión Europea y cuáles las consecuencias de una eventual salida de Reino Unido de la Unión.

Sacó a colación un reciente artículo en The Guardian, How technology disrupted the truth (Cómo ha afectado la tecnología a la verdad, que repasa con gran rigor el progresivo deterioro de los medios de masas tradicionales tras la irrupción de las nuevas tecnologías y el auge de las redes sociales. En un inicio, se utilizaban las redes sociales para difundir contenidos, pero ahora se buscan los contenidos en ellas. Se ha perdido la prioridad por la búsqueda de la verdad, que ha quedado relativizada, ya que cada uno tiene su propia verdad. El artículo también critica el sistema de algoritmos que usan las grandes compañías de internet para ofrecer al usuario la información que supuestamente le gusta. Esto produce que sea cada vez más difícil ver las propias ideas confrontadas con otras diferentes. En el fondo, puntualiza, lo que se esconde en esta crisis de los medios es un grave problema de financiación que algunos buscan resolver a través de noticias que conduzcan al click fácil.

En España, indicó, la irracionalidad absoluta no ha acabado de triunfar porque la gente, aunque fuera poniéndose una pinza en la nariz, votó por otras opciones y contuvo la amenaza. Sin embargo, señaló que ciertas particularidades de nuestro país nos someten a un riesgo enorme:

- La juventud de nuestra democracia, con apenas 40 años de andadura.

- El pésimo estado de nuestro sistema mediático. Esto lleva a que el valor de la verdad sea bajo y haya medios que trabajen activamente para la destrucción de nuestro sistema democrático; al tiempo que hacen negocio con el fracaso de España.

- Convergencia de los dos grandes males del siglo XX: El populismo y el nacionalismo periférico. El único proyecto político español hoy es el que pretende la destrucción de España. No existe un proyecto común que permita hacerle frente.

- El PSOE se ha podemizado (como apunte personal, con consecuencias catastróficas atendiendo a las encuestas que lo situan como tercer partido si se celebrasen nuevas elecciones) y Ciudadanos se ha equivocado con la estrategia. Tuvo oportunidad de comenzar a ser una alternativa que sustituyera al PP, pero se equivocó al posicionarse en el eje "partidos nuevos y viejos", compadreando con Pablo Iglesias, en lugar de hacerlo entre los que defienden la democracia y los que no.

- Falta de valor. Los políticos deberían decir abiertamente lo que dicen en privado en relación a las dificultades que pueden tener sus políticas, para reducir la brecha entre las expectativas que produce el discurso político y la realidad. La España constitucional no necesita acudir a los atajos nacionalistas identitarios, sino desenmascarar a los verdaderos reaccionarios e antidemócratas, como Iglesias, puigdemont y Colau.

-Reagrupación del espacio racional. No hay que eliminar nuestras señas de identidad, basta con reconocer las cosas que tenemos en común con otros partidos que defienden la democracia.

- Puesta en valor de la democracia representativa, que nos permite vivir en libertad, y otros pretenden desmontar desde fuera y desde dentro.

- Proyecto de reformas con medidas concretas y tres bloques esenciales: Protección, defensa y aplicación de la Constitución; calidad democrática y reforma del Parlamento, para dar más responsabilidad y margen de independencia a los diputados; y defensa de las clases medias.

- Por último, recuperación del concepto de responsabilidad de los individuos. Se ha instalado una tendencia a la irresponsabilidad, considerando las cosas como dadas y no movilizándose para defenderlas. Hay que hacer pedagogía política para hacer de los ciudadanos personas con espíritu crítico e involucradas en política.

En el turno de preguntas, lamentó la extendida idea del PP como partido ilegítimo en el gobierno, que ha sido alimentada desde hace lustros por Juan Luis Cebrían y Felipe González con la publicación del libro "El futuro no es lo que era". Señaló a Podemos como hijo de Zapatero y éste a su vez como resultado de las ideas de González y Cebrían. De ahí se ha propagado de nuevo la idea de las dos Españas y del odio visceral que nos impide convivir.

Tuvo también unas palabras para las élites, a las que acusó de falta de liderazgo,de haber hecho dejación de sus responsabilidades. En este país, dijo, los movimientos cívicos que no reciben apoyo político (aunque sea meramente moral), lo tienen tremendamente difícil y se les mira con gran recelo. Por otro lado, en España predomina el "hay que...", pero luego los interesados se resisten a llevar a cabo los pasos necesarios para lograrlo.

Confío en que esta crónica contribuya al debate y la reflexión. Espero sus comentarios.

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